- Mi Señor es humilde (el hijo del carpintero [Mt 13, 55])
- Mi Señor es pobre (no tiene dónde reclinar la cabeza [Mt 8, 20])
- Mi Señor es servicial (yo estoy entre ustedes como el que sirve [Lc 22, 27])
- Mi Señor da su vida (yo entrego mi vida libremente [Jn 10, 17-18])
- Mi Señor está en las cosas de su Padre (debo estar en las cosas de mi Padre [Lc 2, 49])
- Mi Señor se despojó de su condición divina (se hizo uno de tantos [Flp 2, 7])
- Mi Señor es obediente (mi alimento es hacer la voluntad del que me envió[Jn 4, 34])
- Si mi Señor es humilde, ¿por qué buscar grandezas?, ¿por qué desear reconocimiento o dignidad?, ¿por qué creerme superior a los demás?
- Si mi Señor es pobre y no tiene dónde reclinar la cabeza, ¿por qué procuro la comodidad, el lujo, la etiqueta?, ¿por qué acumulo bienes y me escudo en mis cosas materiales?, ¿por qué presumo de mi nivel social o añoro vida de pudiente?
- Si mi Señor está como el que sirve, ¿por qué me encanta sentarme siempre en primera fila y me gustan que me aplaudan, que se pongan a mi servicio y me traten como príncipe?, ¿por qué no me doy cuenta que atendiendo al otro es como se alcanza la plena felicidad y me gusta que me digan "padrecito", y me busquen, me rueguen y hasta me laven la ropa?
- Si mi Señor da su vida, ¿por qué exijo descansos, vacaciones, y salario?, ¿por qué quiero un seguro o gasto en productos de belleza?, ¿por qué como mejor que los otros y hago siesta?, ¿por qué cuando hay problemas cierro la puerta de mi casa, no vaya a ser que amí también "me toque"?
- Si mi Señor está en las cosas del Padre, ¿por qué yo estoy dedicado al vicio, a la vida fácil, al placer?, ¿por qué busco la diversión malsana, el juego y todo lo mundano?, ¿por qué me entretengo en la suspertición o en los enajenantes medios de comunicación?
- Si mi Señor se despojó de su condición divina para hacerse uno de tantos, ¿por qué me creo distinto a los otros, casi santo o divino?, ¿por qué hay cierta gente con la que no me junto y floto con los poderosos?, ¿por qué como charal y eructo tiburón, creyéndome merecedor del llamado y haciendo de él una condición de superioridad?
- Si mi Señor es obediente a la voluntad del Padre, ¿por qué busco imponer siempre mi voluntad y mis ideas?, ¿por qué se hace siempre lo que yo diga?, ¿por qué no me dejo interpelar por el otro y no estoy atento a lo que los demás quieren?
Señor mío, yo soy tu siervo, o al menos pretendo serlo, y un siervo no
puede ser más que su Señor. Así que si tú eres todo esto, me propongo
vivirlo yo también. Te ofendería si buscara otra cosa y me engañaría a
mí mismo. Tú me envías, y como tú quiero ser; tú eres el que me enseña
cómo.
Ayúdame, Señor en este deseo de parecerme a ti, de
dejarme modelar por ti... porque soy obra tuya, hechura de tus manos, y
la obra nunca supera a su creador.
Dame la gracia de ubicarme en el aquí y el ahora, descubrir tu voluntad y ser como tú quieres. Amén