SIN PALABRAS


Me quedé sin palabras para decir: te quiero,
se me detuvo el habla y ya no tengo verbos.
Me quedé sin palabras, aquellas que otro tiempo
mi boca pronunciaba con romántico acento.

La misma laconía me invadió por entero,
hurtó mis esperanzas preñadas de deseos.
Me quedé sin palabras, me he quedado tan lleno
de un vacío en el alma y en la mente un desierto.

Me quedé sin palabras, mi léxico está muerto,
fallé al desperdiciarlas desde el primer momento.
Yo te las di rimadas, te dije tantos versos,
pero no fueron nada, cual oro en saco hueco.

Las veces que te hablaba fui del todo sincero;
te hablé con la mirada, con súplicas y gestos
y se quedó frustrada mi lengua a tu silencio.
Me quedé sin palabras para decir: te quiero.


ESTATUA DE PAN


Locura que el fin no puede matar,
esbozo de mí,
migajas de pan;
caricia del tiempo que no quiere herir
y así, sin quererlo, lastima al pasar.

Locura sin fin, igual, qué más da,
un sueño febril,
delirio total,
la siempre conciencia de saber quién fui
e infame evidencia de no serlo ya.

Y así, sin quererlo, lastima al pasar
mi sueño febril,
mi estatua de pan
labrada en el tiempo con caricia vil,
parece venir -pero no- se va.

Locura que al fin es mi realidad,
esbozo de mí,
un trazo al azar
con ojos de artista en un lienzo añil
que a ojos del mundo es un lienzo más.

Locura, por fin vienes a domar
lo intrépido en mí
y lo mustio allá,
con cincel descubres lo mejor de mí
y me haces estatua, estatua de pan.


DE LO GRIS A LO NEGRO


¡Cuántas horas,
cuántos días,
cuánto tiempo!

... que te tuve tan mía
como ya no te tengo,
en mi mente encendida
y de tinta en mis pliegos.

Una luz que me lleva
de lo gris a lo negro.
¡Cuántas horas tenía
tu fulgor... tu reflejo...!

Un espacio bastaba,
ese espacio de tiempo que al punto me creía
tu guardián y tu reo.

... yo tenía palabras
con un tónico acento
para decir: te amo;
para mandarte besos.
Tenía mis ilusiones
mezcladas con tus sueños.
Tantas cosas tenía...
como ya no las tengo.

Te mató mi rutina
en un único intento
con los días sin soles,
que alumbraban lo nuestro.

... y hoy te encuentro perdida,
o más bien... no te encuentro.

¡Cuántas horas,
cuántos días,
cuánto tiempo!


COSTA CHICA

de alma blanca un afro pueblo

Yo estuve por Pinotepa 
buscando el mole más negro 
y encontré la piel más negra 
de Oaxaca y de Guerrero. 

La Costa Chica es muy bella 
y afables sus lugareños, 
con su mar y sus palmeras, 
con su mezcal y sus quesos.  

Tierra caliente que tiembla, 
tiene ríos y potreros, 
tierra de cuscas chilenas 
con vacas y burros sueltos.  

Allí se suda de veras 
y el aguacero es intenso, 
la salsa verde es bien fiera 
y en grande son los festejos.  

Con el "puej" siempre en la lengua 
te hablan todos los costeños 
de Acapulco a Pinotepa 
y de Pinotepa a Puerto.  
   
Con huaraches, con chancletas 
o a pie desnudo en el suelo 
por caminos y veredas 
sale temprano el moreno.  

Oh San Marcos y Marquelia, 
Juchi, Copala y Florencio, 
Oh Cuaji allá en la frontera 
Oh Lo de Soto y Ciruelo,  

Oh Cortijo, Oh Tapextla 
Oh Llano Grande y San Pedro, 
Cacahuatepec y Armenta, 
El Maguey y Rancho Nuevo.  

Voy a extrañar estas tierras 
que tiene el coco más bueno, 
voy a extrañar sus arenas 
y del lagarto sus besos,  

el turbante de la negra, 
la nobleza de sus viejos, 
sus bocinas pregoneras 
y sus marranos corriendo,  

la efusiva escandalera 
que interrumpía mi sueño, 
la mirada más sincera 
y el saludo más ameno.  

Tienen mucho en su pobreza 
y son felices con eso. 
En el Pacífico reina 
de alma blanca un afro pueblo.



LA LLORONA

¡Ay mis hijos!, hoy mis lágrimas destilo
I
¿Dónde están esos retoños de mi vientre,
los pupilos que la historia se llevó,
obituarios de mi pena impenitente,
que hoy enlutan mi ataviado tricolor?

¿Dónde están, esos que son mi bien mayor,
esa carne de mi carne encarnizada,
inocentes que el Mictlán me arrebató,
digna hueste de mi tez tenochtitlana?

¿Dónde está aquella progenie precristiana
con sus flores y sus cantos ejemplares,
el indígena intelecto que hoy extrañan
los cenzontles y los míticos quetzales?

¿Dónde están aquellas musas virreinales,
novohispana y pioneril literatura,
romanceros de perfil latinizante
y los místicos de muy lírica pluma?

¿Dónde está, en esta noche que me abruma,
el mesiánico haz de luz heterodoxo
que ha nacido del Ombligo de la Luna,
de los próceres modernos e ingeniosos?

¿Dónde está el nacionalista valeroso
que guerreaba con la punta del grafito.
Oh, mis hijos, compatriotas apostólicos,
forjadores de revolución e idilio?

¿Dónde están esos sosiegos a mi auxilio,
esas cánulas henchidas de oro puro,
los calígrafos de próvido dominio?
¿Dónde están esos por quienes me deslumbro?

II
Yo soy madre de noctámbulo quejumbro
en la noche de conciencias apagadas.
Yo soy madre, y como madre, mi murmullo
no es maléfico, es ecuánime añoranza.

Yo soy madre milenaria que no alcanza
con lamentos, a aliviar su desconsuelo.
Yo soy madre, y como madre contristada
no concibo resignarme a un hijo muerto.

Yo soy madre con un solo desacierto:
con mis brazos ser la cuna y la mortaja.
Yo soy madre, y como madre, me conmuevo
con la ofrenda de sus vidas. Soy la Patria.

Yo soy madre que no llora al antipatria
sino al héroe, que es la niña de mis ojos.
Yo soy madre, y como madre solitaria
lloro al poeta y escritor, por ellos lloro.

Yo soy madre del valor y del decoro
que cantaron las rapsodias más gloriosas.
Yo soy madre, y como madre, mi sollozo
no se enjuga con el pan de la deshonra.

Yo soy madre de ese nobel que me honra
con su métrica y su prosa apasionada.
Yo soy madre, y como madre me acongoja
que lo maten hoy la amnesia y la ignorancia.

Yo soy madre que ha llorado con constancia
por los cerros de mezquites y nopales,
por los lagos y los ríos echo lágrimas
con auténtico dolor, porque soy madre.

III
¡Ay mis hijos, en la Casa de Dios Padre,
mis amores predilectos tan insignes,
que parece que escribieron para nadie
un legado vasto, arcaico, e ilegible!

¡Ay mis hijos, de valor inconfundible,
es el mal de la incultura su asesino,  
es un crimen condenado a repetirse
por los poetas sin poesía y sin estilo!

¡Ay mis hijos, hoy mis lágrimas destilo
en las páginas de un gélido desierto,
y sacuda a los que duermen, mi suspiro,
y se escriba un nuevo sol sobre mi cielo!

¡Ay mis hijos, por su lira es este duelo,
por los [disque] nuevos poetas, profanada,
como vino nuevo puesto en odre viejo,
como aquel remiendo nuevo en vieja malla!

¡Ay mis hijos, mi clamor que no se acalla
se eternice como vívida leyenda,
y resurja como fénix la palabra
con el ímpetu de ayer en joven letra!

¡Ay mis hijos, mi elegía se perpetra
con la métrica de un llanto arrollador,
con objeto de lograr en la conciencia
no un pesar, una llamada de atención!

¡Ay mis hijos de esta espléndida nación,
que han sabido enaltecerla por los siglos,
mi gemido es un repique de mi amor
en campanas de septiembres! ¡Ay mis hijos!

RÓMPEME LA CARA

Rómpeme la cara con un beso

Rómpeme la cara con un beso,
ese beso de flagrante dicha
de tenerte tan cerca, herida de amor,
ante el cruel desplante de mi vil inquina.

Rómpeme la cara con tu beso,
el único besos que puede sedarme
y que a mi improperio inyecta dulzura
y me hace más tuyo cuanto más amable.

Rómpeme la cara, pero dame fuerte
el beso que guardas para este momento
que es gran estocada con un blanco guante
blandiendo mi ira con tu amor inmenso.


"¡AY VIDA!"

¡Ay vida, qué traicionera!

¡Ay vida, qué traicionera!,
que por ganar más adeptos
nos seduces con quimeras.

Llegas cual mismo misterio
que ingenuo el hombre celebra
y haces las veces de bueno
con intenciones avernas.

Oh vida, ¿qué estoy viviendo?
¿Es merecida esta pena?
¿Acaso Cielo o Infierno
van a impedir que yo duerma?

¡Qué torturador es esto,
esta razón  me flagela.
Por dentro me siento niño
y soy un viejo por fuera.

Un niño, estúpido niño
saboreando su paleta,
al que se le acaba el tiempo,
un mocoso, un comemierda.

¡Ay vida, qué traicionera!,
que por ganar más adeptos
nos seduces con quimeras.

Amor das y de momento
lo arrebatas a cualquiera,
así sin más, “porque quiero”
saboteándonos la fiesta.

Unos se saben selectos
hasta tanto no les duela,
¡vaya dicha!, son insectos
con alas pero no vuelan.

Ya se desquician mis versos
con sus desnutridas letras
porque la vida es un beso
que con el tiempo se seca.

Se seca cual pasto seco,
es fugaz y es pasajera,
es de mortales pretexto
para un Dios vivo ofrecerla.

No quiero ser más tu adepto
Porque cruel me mangoneas,
y me quitas lo que quiero,
pues quítame tu vil presencia.

VIEJO NIÑO

Hay un viejo que es joven novato

Hay un viejo que en sus pocos años
no ha podido conocer lo bueno,
tiene canas en el pensamiento
e infantiles gustos en los labios.

Hay un niño que nació cansado
y senil emprendió su trayecto,
va gateando con cuerpo de abuelo
balbuceando las cosas de un sabio.

Hay un viejo que es joven novato
en la escuela que lleva a su sueño,
quiere amar pero no sabe hacerlo,
sabe odiar pero quiere olvidarlo.

Hay un niño en la vida chocheando
con juguetes de afanado obrero,
tiene el brío de un virgen talento
y el prejuicio de un duro fracaso.

Hay un viejo de pañales largos
como un juez en su juicio primero
que ha acusado en su mente con miedo
e inseguro pronuncia su fallo.

Hay un niño que se ha titulado
y que piensa que la vida es juego,
tiene barba pero es tan ingenuo
que se arrulla en los brazos más malos.


PARA TI

Para ti la jornada que comienza

HEROÍNA

Esa, la mayor de todas

TE VAS

¡Mañana volverán!

AMÉN

Gracias mi Señor, y amén