¡Cuántas horas,
cuántos días,
cuánto tiempo!

... que te tuve tan mía
como ya no te tengo,
en mi mente encendida
y de tinta en mis pliegos.

Una luz que me lleva
de lo gris a lo negro.
¡Cuántas horas tenía
tu fulgor... tu reflejo...!

Un espacio bastaba,
ese espacio de tiempo que al punto me creía
tu guardián y tu reo.

... yo tenía palabras
con un tónico acento
para decir: te amo;
para mandarte besos.
Tenía mis ilusiones
mezcladas con tus sueños.
Tantas cosas tenía...
como ya no las tengo.

Te mató mi rutina
en un único intento
con los días sin soles,
que alumbraban lo nuestro.

... y hoy te encuentro perdida,
o más bien... no te encuentro.

¡Cuántas horas,
cuántos días,
cuánto tiempo!


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