nunca había visto tanta gente en un sepelio

En cierta ocasión murió el alcalde de un pueblo y a sus funerales asistió mucha gente.

Mientras iban en la inmensa caravana hacia el panteón un periodista que había sido designado para cubrir el evento comentó con alguien a su lado: “Se ve que era un hombre muy querido, nunca había visto tanta gente en un sepelio”. “¡Para nada!, -repuso el otro- fue el hombre más odiado del pueblo, todos estos que ves aquí fueron víctimas de su avaricia. Nunca hubo más pobres en el pueblo como en el tiempo de su gobierno”.

“¿Y entonces… por qué están aquí? ¿No se supone que por odiarlo faltarían a su entierro?”, dijo el periodista con recelo. “No están aquí por lo que sienten -respondió el acompañante-, están porque saben muy bien que después de sepultarlo, los deudos ofrecerán en su casa el mejor café”.