1.      PURGAR LOS VICIOS Y PECADOS (VÍA PURGATIVA)

 
 Reconozco mi debilidad. Soy pecador, y además, presa de mi pecado. No significa que no quiera caminar en la virtud, sino que no puedo salir de mis vicios, al menos ya no con los medios ordinarios que muchas veces fueron una gran herramienta.

   Mi voluntad, con toda su fuerza, no alcanza para romper las cadenas que me atan. La voluntad, que en algún tiempo me sirvió como arma eficiente en la lucha ahora sólo es emblema, es estandarte, es toque de queda... pero no tiene la solidez suficiente para sacarme del estado en el que me encuentro, y acudir a ella como remedio es engañarme;  necesito entonces otras armas.

   A veces algunas almas en tales circunstancias llegan a desesperarse y creen que nunca saldrán de su vicio. Estas almas corren un peligro grave, porque han puesto su esperanza en sus solas fuerzas humanas.

"De dioses y hombres", el silencio es la respuesta
El silencio es una actitud del corazón, no un freno a los sentidos. Puedo hacer silencio por un tiempo, y ser un hombre imbuido en el ruido; puedo reprimir la lengua unas horas o unos días, pero después agotarla con palabrerías y basura ruidosa.

El silencio es un lenguaje, no es mutismo. El mudo nunca habla, solo emite ruidos; el silencioso cuando abre la boca sorprende con la fuerza de su palabra. Cuando callo te escucho, te valoro, te doy el lugar que mereces; cuando hablo convenzo, te instruyo, te enriquezco.